La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que el sobrepeso y la obesidad son un problema de salud pública a nivel mundial cada vez más preocupante y que afecta desde edades más tempranas ya que, según datos de 2010, ya hay alrededor de 43 millones de niños de cinco años con sobrepeso.
Así lo asegura este organismo de Naciones Unidas, que recuerda además que el sobrepeso y la obesidad son ya el quinto factor principal de riesgo de defunción en el mundo, dado que cada año fallecen por lo menos 2,8 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad.
Además, el 44 por ciento de la carga de diabetes, el 23 por ciento de la carga de cardiopatías isquémicas y entre el 7 y el 41 por ciento de la carga de algunos cánceres son atribuibles al sobrepeso y la obesidad.
La OMS resalta que, pese a que tradicionalmente la obesidad y el sobrepeso estaban asociadas a los países de ingresos altos, ambos trastornos están aumentando en los países de ingresos bajos y medianos, en particular en los entornos urbanos.
De hecho, de los 43 millones de niños con sobrepeso, más del 80 por ciento, cerca de 35 millones, viven en países en desarrollo, mientras que en los países desarrollados esa cifra es de 8 millones.
La obesidad infantil se asocia con una mayor probabilidad de obesidad, muerte prematura y discapacidad en la edad adulta. Pero además de estos mayores riesgos futuros, los niños obesos sufren dificultad respiratoria, mayor riesgo de fracturas e hipertensión, y presentan marcadores tempranos de enfermedad cardiovascular, resistencia a la insulina y efectos psicológicos.
Esto provoca que muchos países de ingresos bajos y medianos estén afrontando una "doble carga" de morbilidad. Así, al tiempo que sin más propensos a recibir una nutrición prenatal, del lactante y del niño pequeño insuficiente, también están expuestos a alimentos hipercalóricos ricos en grasa, azúcar y sal y pobres en micronutrientes, que suelen ser poco costosos.
Estos hábitos alimentarios, juntamente con una escasa actividad física, tienen como resultado un "crecimiento brusco de la obesidad infantil, al tiempo que los problemas de la desnutrición continúan sin resolver".
Por todo ello, entre las propuestas de la OMS para combatir estas cifras apelan a la industria alimentaria para que promocione una alimentación saludable, reduciendo el contenido de grasa, azúcar y sal de los alimentos elaborados, y asegurando que todos los consumidores puedan acceder física y económicamente a unos alimentos sanos y nutritivos.
Fuente: www.informe21.com
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