Investigadores del Instituto Cajal y del Instituto del Cerebro y la Médula Espinal del Hospital de la Pitié-Salpêtrièr de París (Francia) han identificado el mecanismo que desencadena las crisis epilépticas. Su trabajo, que se publica en la edición digital de la revista Nature Neuroscience, abre la vía al desarrollo de métodos que ayuden a predecir los ataques epilépticos.
El trabajo de los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto que existe un evento eléctrico antes de que se produzca la crisis epiléptica en el caso de aquellos pacientes que sufren epilepsia de lóbulo temporal, un tipo de epilepsia que en 80 por ciento de los casos muestra resistencia a los fármacos.
Según explica Liset Menéndez de la Prida, investigadora del CSIC que diseño y desarrolló el estudio, “la ruta hacia la crisis esta* marcada por una dinámica compleja y larga en la que las neuronas del foco epiléptico controlan la actividad eléctrica de sus vecinas a través de la liberación indiscriminada de un neurotransmisor excitador, el glutamato”.
Menéndez de la Prida apunta que esta intensa actividad glutamatérgica interfiere con el funcionamiento normal del cerebro, reorganizando los circuitos neuronales y reclutando aceleradamente a grandes poblaciones neuronales dentro del foco epiléptico, antes de propagarse hacia otras regiones cerebrales.
Los investigadores analizaron datos de pacientes a los que se implantaron electrodos profundos antes del tratamiento quirúrgico al que iban a someterse. Estos electrodos reflejan la actividad eléctrica de las neuronas que los rodean y miden los cambios que se producen en ellas. Su uso ha permitido localizar las áreas que originan el ataque y que serían extraídas durante la operación. Con este tejido los investigadores crearon un modelo de laboratorio con el que estudiaron las neuronas de forma independiente.
“De este modo, pudimos llegar a la conclusión de que existe un periodo de transición que precede la emergencia de las crisis, por lo que creemos que en un futuro podríamos ser capaces de predecirlas y, quizá, incluso atajarlas”, añade la investigadora.
Fuente: www.bitacoramedica.com
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