A través de estas líneas, la oftalmólogo-pediatra Coordinadora del Grupo Venezolano de Oftalmología Pediátrica, doctora Livia Romero, explica cómo es el avance normal de la vista de un infante...
La visión es uno de los sentidos más importantes que tiene el ser humano. Mediante ella, los niños comienzan a desarrollar la capacidad de explorar y familiarizarse con el mundo a su alrededor. A través de estas líneas, la oftalmólogo-pediatra Coordinadora del Grupo Venezolano de Oftalmología Pediátrica, doctora Livia Romero, explica cómo es el avance normal de la vista de un infante, derriba ciertos mitos en torno al tema y da algunos consejos para su cuidado y protección.
Al llegar al mundo, el pequeño cuenta con una visión escasa, ya que todavía no han terminado de desarrollarse las células de la mácula: zona del ojo, que permite ver los detalles más precisos y con mayor grado de exactitud. La especialista explica que “durante el primer año de vida es el momento crítico del desarrollo visual de todo recién nacido, por lo que cualquier influencia negativa va a impedir ganancia visual”. En esta etapa se producen los cambios más determinantes en los ojos. Por ello, es necesario protegerlos de factores externos que puedan entorpecer su proceso de maduración.
Todo padre desea captar cada momento de su chiquillo, y la cámara fotográfica logra materializar esa ilusión. Sin embargo, el temor al daño que pueda producir el flash en sus ojos les impide disfrutar plenamente de esta actividad. La especialista asegura que este tipo de iluminación no es dañina para la visión de un bebé.
La Dra. Romero derriba el mito y explica: “El flash no tiene una longitud de onda tan fuerte, es intermitente y un niño no está sometido a ella de forma continua”. Sin embargo, llama la atención cuando afirma que la luz ultravioleta es el principal factor dañino y “más aún en países tropicales como Venezuela, en los que la exposición a ella es frecuente”.
La prevención y una adecuada nutrición son los aspectos fundamentales para el cuidado de los ojos de los pequeños. La Dra. Romero explica que en los alimentos hay componentes antioxidantes que ayudan a prevenir cualquier alteración de oxidación a nivel ocular a largo plazo. La Luteína es uno de ellos: “Hay estudios que demuestran que aquellas poblaciones que tienen consumos elevados de Luteína, tienen menor cantidad de degeneración macular y mejor calidad visual a lo largo del tiempo”, manifiesta.
“El niño no tiene un cristalino bien formado y éste es un ente que ayuda a la filtración de luz ultravioleta”, expone. La Luteína ayuda a la absorción y sirve como filtro de este tipo de luminosidad. El ser humano no la produce, por lo que se puede conseguir en vegetales verdes intensos como acelgas, espinacas y brócolis. La doctora explica que para los bebés la fuente principal de Luteína es la leche materna y para niños un poco más grandes considera que habría que conseguir un sustituto a nivel de los lácteos. “Ya que hay algunos que necesitan complementos porque no saben comer y no les gustan los vegetales, por lo que hay que buscar la manera de introducir ese antioxidante para permitir que, de algún modo, proteja el ojo; y ayude a un crecimiento adecuado y más efectivo a nivel ocular”.
Otras recomendaciones de la especialista son: no exponer a los bebés directamente a la luz del sol, ya que esto ocasiona quemaduras que, a largo plazo, van a ser visibles. “Tampoco mantenerlos debajo del sol después de las diez de la mañana, hasta las cuatro de la tarde, debido a que a esas horas los rayos solares están influyendo más”, explica la Dra. Romero. En caso que un niño vaya a exponerse al sol, se sugiere proteger sus ojitos con gorras y lentes de sol.
La visión es uno de los sentidos más importantes que tiene el ser humano. Mediante ella, los niños comienzan a desarrollar la capacidad de explorar y familiarizarse con el mundo a su alrededor. A través de estas líneas, la oftalmólogo-pediatra Coordinadora del Grupo Venezolano de Oftalmología Pediátrica, doctora Livia Romero, explica cómo es el avance normal de la vista de un infante, derriba ciertos mitos en torno al tema y da algunos consejos para su cuidado y protección.
Al llegar al mundo, el pequeño cuenta con una visión escasa, ya que todavía no han terminado de desarrollarse las células de la mácula: zona del ojo, que permite ver los detalles más precisos y con mayor grado de exactitud. La especialista explica que “durante el primer año de vida es el momento crítico del desarrollo visual de todo recién nacido, por lo que cualquier influencia negativa va a impedir ganancia visual”. En esta etapa se producen los cambios más determinantes en los ojos. Por ello, es necesario protegerlos de factores externos que puedan entorpecer su proceso de maduración.
Todo padre desea captar cada momento de su chiquillo, y la cámara fotográfica logra materializar esa ilusión. Sin embargo, el temor al daño que pueda producir el flash en sus ojos les impide disfrutar plenamente de esta actividad. La especialista asegura que este tipo de iluminación no es dañina para la visión de un bebé.
La Dra. Romero derriba el mito y explica: “El flash no tiene una longitud de onda tan fuerte, es intermitente y un niño no está sometido a ella de forma continua”. Sin embargo, llama la atención cuando afirma que la luz ultravioleta es el principal factor dañino y “más aún en países tropicales como Venezuela, en los que la exposición a ella es frecuente”.
La prevención y una adecuada nutrición son los aspectos fundamentales para el cuidado de los ojos de los pequeños. La Dra. Romero explica que en los alimentos hay componentes antioxidantes que ayudan a prevenir cualquier alteración de oxidación a nivel ocular a largo plazo. La Luteína es uno de ellos: “Hay estudios que demuestran que aquellas poblaciones que tienen consumos elevados de Luteína, tienen menor cantidad de degeneración macular y mejor calidad visual a lo largo del tiempo”, manifiesta.
“El niño no tiene un cristalino bien formado y éste es un ente que ayuda a la filtración de luz ultravioleta”, expone. La Luteína ayuda a la absorción y sirve como filtro de este tipo de luminosidad. El ser humano no la produce, por lo que se puede conseguir en vegetales verdes intensos como acelgas, espinacas y brócolis. La doctora explica que para los bebés la fuente principal de Luteína es la leche materna y para niños un poco más grandes considera que habría que conseguir un sustituto a nivel de los lácteos. “Ya que hay algunos que necesitan complementos porque no saben comer y no les gustan los vegetales, por lo que hay que buscar la manera de introducir ese antioxidante para permitir que, de algún modo, proteja el ojo; y ayude a un crecimiento adecuado y más efectivo a nivel ocular”.
Otras recomendaciones de la especialista son: no exponer a los bebés directamente a la luz del sol, ya que esto ocasiona quemaduras que, a largo plazo, van a ser visibles. “Tampoco mantenerlos debajo del sol después de las diez de la mañana, hasta las cuatro de la tarde, debido a que a esas horas los rayos solares están influyendo más”, explica la Dra. Romero. En caso que un niño vaya a exponerse al sol, se sugiere proteger sus ojitos con gorras y lentes de sol.
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