2 mar 2011

Prometedores resultados de la cirugía fetal del mielomeningocele

La espina bífida es la anomalía congénita más común del sistema nervioso central compatible con la vida, cuya forma de expresión principal es el mielomenigocele. Cada vez nacen menos niños con mielomeningocele (y con cualquier defecto congénito).
Según datos del ECEMC 2010 (datos de defectos congénitos registrados en los tres primeros días de vida en maternidades de España), la frecuencia global de defectos congénitos ha descendido progresivamente del 2,22 % en el periodo basal 1980-85 (previo a la instauración del aborto terapéutico en el país) al 0,98 % en el año 2009. Respecto a la espina bífida las frecuencias han pasado de 4,73 por 10.000 recién nacidos (IC95% 4,07 a 4,45) en el periodo basal 1980-85, 2,29 (IC95% 2,09 a 2,50) en el periodo 1986-2008 y 0,51 IC95% 0,17 a 1,19).
El mejor tratamiento de los defectos congénitos es la prevención primaria: procurar y propiciar que el desarrollo embrionario y fetal no se altere y que el defecto congénito no ocurra. En los defectos del tubo neural la prevención primaria es clara y demostrada en la madre embarazada, aunque no se realice siempre de forma adecuada la ingesta de ácido fólico.
En este mes de febrero, NEJM acaba de publicar los resultados del estudio MOMS (Management Of Myelimeningocele Study), un ensayo clínico aleatorizado (ECA) que compara, en fetos con mielomeningocele, el tratamiento quirúrgico prenatal antes de las 26 semanas de gestación (GI, n= 92) y la cirugía estándar postnatal (GC, n= 91). El estudio se ha realizado sólo en tres hospitales de Estados Unidos (los demás hospitales del país no realizaron la cirugía fetal mientras el ECA se encontraba activo).
Las variables principales analizadas fueron dos: 1) un indicador compuesto por mortalidad (fetal o neonatal) y la necesidad de derivación de LCR a la edad de 12 meses; y 2) un score compuesto por retraso mental o alteración motora a los 30 meses. Las variables secundarias fueron las complicaciones quirúrgicas, complicaciones de la gestación y morbi-mortalidad neonatal.
El artículo se basa en los resultados a los 12 meses de los primeros 158 pacientes, cuando finalizó el ECA, dado los mejores resultados en el GI (68% vs 98% en el GC; RR 0,70, IC97,7% 0,58 a 0,84; p< 0,001); también el GI presentó mejores resultados en el score a los 30 meses (p= 0,007). En la aleatorización el GI presentaba lesiones más graves del mielomenigocele que el GC, motivo por el que los resultados del ECA son más impactantes.
 Fuente: Pediatría Basada en Pruebas, blog dedicado a la Pediatría, publicado el 01 de marzo de 2011
  Fuente: www.bitacorasmedicas.com

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