Algunos de aquellos que han estado a punto de dejar este mundo o que
incluso han pasado por una muerte clínica y han sobrevivido relatan una
serie de experiencias comunes que la fantasía y la irresistible
atracción por lo paranormal se han encargado de popularizar. Sentir que
el alma abandona el cuerpo, ver pasar tu vida ante tus ojos y descubrir
una luz cegadora al final de un túnel son algunas de las vivencias más
repetidas, pero, ¿ocurren de verdad?
Lejos de aceptar la idea de que se trata de algo paranormal, la
ciencia ha encontrado una explicación neurológica en la que no caben los
fantasmas ni el más allá. Se trata de una jugarreta del cerebro durante
un suceso traumático, en el que está involucrado un funcionamiento
anormal de la dopamina y del flujo sanguíneo.
Un 3% de los ciudadanos americanos dicen haber tenido una experiencia
cercana a la muerte. Sin tener en cuenta a quien miente, exagera, se
engaña a sí mismo en una profecía autocumplida o ha tenido una
ensoñación, parecen muchos para sentir todos lo mismo. Además, los
mismos testimonios de desprenderse del cuerpo y alcanzar un estado de
plenitud, paz y amor se repiten por todo el mundo desde que se tiene
memoria. La nueva investigación, llevada a cabo por científicos de las
universidades de Cambridge y Edimburgo y publicada en la revista
científica Trends in Cognitive Sciences, sugiere que, como era de
esperar, muchos de estos fenómenos pueden explicarse biológicamente.
Además, algunas personas que creen haberlos vivido ni siquiera estaban
en peligro de muerte, aunque ellas creyeran que sí.
Por ejemplo, según explican los investigadores a Scientific American,
la sensación de estar muerto no se limita a las experiencias cercanas a
la muerte. Los pacientes con el síndrome de Cotard o del «cadáver
ambulante» tienen la ilusión de que han fallecido después de un trauma
muy fuerte o en etapas muy avanzadas de algunas enfermedades, debido a
cambios en la corteza parietal y prefrontal, la primera relacionada con
los procesos de atención y la segunda con los delirios observados en
males psiquiátricos como la esquizofrenia.
Por encima del cuerpo
Las experiencias extracorpóreas, la sensación de dejar el propio cuerpo y
flotar sobre el mismo en la habitación, son comunes al despertar o
cuando se tiene una parálisis del sueño, en la que uno se siente
paralizado al mismo tiempo que es consciente del mundo exterior. Un
estudio de 2005, dice Scientific American, encontró que estas
experiencias pueden inducirse artificialmente estimulando áreas
concretas del cerebro. En cuanto a la revisión de la propia vida, el
culpable puede ser una región cerebral que libera noradrenalina, una
hormona del estrés que se libera sin control durante un trauma.
Los investigadores creen que algunos medicamentos y drogas, como la
ketamina, pueden desencadenar euforia, experiencias extracorpóreas y
alucinaciones. Esta ketamina afecta al sistema opioide del cerebro, que
puede activarse de forma natural cuando los animales son atacados. Un
gran trauma lo provocaría en el ser humano. Y sobre el famoso túnel de
luz, puede suceder que el flujo sanguíneo y de oxígeno se agote en el
ojo, algo que podría producirse ante una situación extrema cercana a la
muerte.
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