Este tipo de cefalea afecta a cerca de 40 millones de personas en el mundo de manera crónica. Un especialista explicó qué malos hábitos la intensifican y cuáles son las novedades a la hora del tratamiento.
Solemos hablar de migraña y cefalea como si fueran lo mismo, pero no lo son: cefalea significa dolor de cabeza y la migraña es un tipo de cefalea que se caracteriza por un dolor pulsátil, con hipersensibilidad al sonido y a la luz. Suele localizarse en media cabeza, y presentarse acompañado de náuseas y/o vómitos. En la actualidad, cerca de un 15% de mujeres entre los 15 y los 40 años padece migrañas. De estos pacientes, un porcentaje sufre de migrañas crónicas, definido como dolores migrañosos al menos 15 días al mes.
Cuando un paciente se acerca al consultorio de un neurólogo por el padecimiento de grandes crisis migrañosas, por lo general desde hace muchos años, el tratamiento suele ser abordado con distintos fármacos que ayudan a disminuir tanto la frecuencia de las crisis como la intensidad del dolor. Pero eso hoy, ya no es suficiente.
El paciente debe trabajar en conjunto con el neurólogo sobre los posibles factores desencadenantes y por eso es necesario estar alerta para darnos cuentas cuáles son y así evitarlos o al menos controlarlos.
Gran parte de ellos están vinculados con las actividades diarias, con la forma de alimentarse, con el estrés y las posturas que el cuerpo adopta, por ejemplo para trabajar o dormir.
Está comprobado que el tratamiento exclusivamente farmacológico no alcanza; es necesario complementarlo e integrarlo con otras disciplinas. Por eso, en la actualidad ya no es solamente el neurólogo el que se encarga de tratar un paciente migrañoso crónico sino que conviene que sea evaluado por otros especialistas de la medicina como kinesiólogos, psicólogos o psiquiatras. Este abordaje multidisciplinario integrado por varias ramas de la Medicina trajo beneficios y muchísimas mejoras en quienes sufren migrañas crónicas.
Dentro de este abordaje multidisciplinario, la reducción del estrés es un factor importante y la técnica de mindfulness representa una nueva herramienta con excelentes perspectivas. Mindfulness significa “atención plena”; se trata de aumentar la autoconciencia para reducir los síntomas físicos y psicológicos asociados al estrés, para mejorar el bienestar general y encontrar el equilibrio entre el espíritu y el cuerpo. Esta práctica que incluye sesiones de meditación, intenta que la persona pueda controlar más su cuerpo y así evite dolores mayores o hasta incluso evite el dolor de cabeza cuando sienta que puede llegar a desencadenarse.
Desde el punto de vista científico, el mindfulness es un estado en el que el practicante aprende a mantener la atención centrada en un objeto utilizando la respiración para luego tomar conciencia de lo que piensa, lo que siente, de sus emociones y de todo lo que sucede a su alrededor.
Es algo simple y familiar que todos hemos experimentado alguna vez en la vida. Es estar conciente de lo que se está haciendo, pensando o sintiendo en ese mismísimo momento sin estar ocupado o preocupado por el pasado o por el futuro. Esa concentración 100% en el aquí y ahora trae serenidad porque la mente no está “vagando” entre imágenes diversas que la alteran. Y esa atención plena o autoconciencia está a su vez asociada a una actitud en la que se destaca la curiosidad, apertura, aceptación y amor. En síntesis, todo un potencial heredado del mundo oriental del que se está nutriendo Occidente.
Fuente: http://informe21.com/migrana/sos-migrana-dolor-cabeza-afecta-40-millones-personas
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