19 dic 2011

Las madres educan a sus hijos desde el vientre

   Los factores físicos y psicológicos que enfrenta una mujer durante su embarazo contribuyen a la formación de la personalidad del feto. ¿Cuándo empieza el aprendizaje? Como expliqué en la charla que di en TED, el aprendizaje empieza mucho antes de lo que muchos de nosotros nos hubiéramos imaginado: en el vientre.

Cuando supe eso por primera vez, me sorprendí como cualquiera. Escribo sobre ciencia, y desde hace unos años, empecé a notar una deslumbrante variedad de hallazgos sobre el periodo prenatal. Esos descubrimientos estaban generando emoción entre científicos, aunque revertían creencias establecidas sobre el momento en que empezamos a absorber y a responder a la información en nuestro entorno. 

La investigación que descubrí es parte de un floreciente campo conocido como orígenes fetales y convierte al embarazo en algo que no había sido nunca: una frontera científica.
Los resultados comprueban que mucho de lo que una mujer embarazada se encuentra en su vida diaria (el aire que respira, la comida y las bebidas que consume, los químicos a los que está expuesta, incluso las emociones que siente) es compartido de alguna forma con el feto. Esos factores forman una mezcla de influencias tan individuales e idiosincráticas como la misma mujer. El feto asume esas contribuciones maternas como información, o como me gusta llamarlas: postales biológicas del mundo exterior.

  Al atender esos mensajes, el feto aprende a responder preguntas cruciales para su supervivencia: ¿Nacerá en un mundo de abundancia o de escasez? ¿Estará seguro y protegido, o enfrentará constantes peligros y amenazas? ¿Tendrá una vida larga y fructífera o una corta y hostil?
La dieta y el nivel de estrés de la mujer embarazada proveerán pistas importantes sobre las condiciones que lo rodean. Los cambios resultantes en el cerebro del feto y otros órganos son parte de lo que da a los humanos su enorme flexibilidad, su habilidad de prosperar en ambientes tan variados como la fría tundra en Siberia y los pastizales en la sabana en África.

El reconocimiento de que el aprendizaje en realidad empieza antes del nacimiento nos lleva a una nueva e impactante concepción del feto, de la mujer embarazada y de la relación entre ambos.
El feto, sabemos ahora, no es una mancha inerte, sino una criatura activa y dinámica, que responde y se adapta para prepararse al mundo al cual entrará. La madre no es una incubadora pasiva y tampoco es una fuente de daño inminente para su feto, sino una poderosa y (con frecuencia) positiva influencia sobre su hijo antes de que nazca. Y el embarazo no es una espera de nueve meses, sino un periodo crucial en sí mismo, “un periodo de montaje o puesta en escena para el bienestar y las enfermedades posteriores en la vida”, como dice un científico.

  Este periodo crucial se ha vuelto un prometedor nuevo objetivo en la prevención y aumenta las esperanzas de superar flagelos como la obesidad y los problemas del corazón mediante intervención antes del nacimiento. Al enseñar a los fetos las lecciones correctas mientras están en el útero, potencialmente podemos terminar con los vicios cíclicos de pobreza, debilidad y enfermedad e iniciar ciclos virtuosos de salud, fortaleza y estabilidad.
¿Cómo puede una mujer embarazada comunicar a su feto lo que necesita saber?
Los científicos sugieren que si estás embarazada, consumas pescado, pero asegúrate que sea del tipo bajo en mercurio: los ácidos grasos omega3 en la comida de mar están asociados con mayor inteligencia verbal y mejores habilidades sociales en los niños. Haz ejercicio: investigaciones sugieren que los fetos se benefician de la actividad física de su madre. Protégete de las toxinas y de los contaminantes, que están relacionados con defectos de nacimiento y menor coeficiente intelectual.

No te preocupes mucho por el estrés: las investigaciones concluyen que un estrés moderado durante el embarazo está asociado con desarrollo cerebral acelerado del bebé. Busca ayuda si piensas que puedes estar sufriendo de depresión: las mujeres pueden tener partos prematuros, los bebés de mujeres depresivas son más propensos a tener poco peso al nacer, pueden ser más irritables y tener más problemas para dormir. Y (este es mi consejo favorito) come chocolate: está asociado con menor riesgo de sufrir de una condición de alta presión arterial conocida como preeclampsia.
Cuando sostenemos a nuestros bebés por primera vez, los imaginamos limpios y nuevos, sin marcas de vida, pero de hecho ellos ya han sido formados por el mundo y por nosotras. Es mi privilegio compartir con la audiencia de TED las buenas noticias sobre cómo podemos enseñarles a nuestros hijos desde el principio.

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